sábado, 24 de abril de 2010

Vivir en libertad!


“La verdadera libertad no es vivir hacia afuera, tampoco es buscar en el interior una perfección racional y personal. La libertad real consiste en ser lo que se es, un ser humano, con una infinidad de posibilidades”

En la vida diaria para no identificarnos con las leyes de la naturaleza, las leyes sociales, legales o espirituales es necesario el trabajo interior del desenvolvimiento espiritual.
Aplicando los ejercicios de meditación sobre la muerte, sobre las enfermedades, sobre la responsabilidad de cada uno de nosotros por hecho de vivir en sociedad, sobre el comportamiento en casa, en la mesa, en el trabajo, en las relaciones, sobre las necesidades, sobre lo que pensamos, sentimos y sobre nuestras actuaciones. De acuerdo a estas meditaciones ¿Qué seria actuar con libertad, para que nuestra conducta redunde en nuestro bien y en el de los demás? Como será nuestra capacidad de respuesta de acuerdo con la ética. ¿Contamos con esa libertad? ¿Qué podríamos hacer? Sobre todo a aprender a no repetir errores que ya hemos reconocido, remediando el daño y rectificando el rumbo.

Además de llevar estos temas a meditación, es imprescindible practicar el siguiente ejercicio, _apenas notemos que nos surge un pensamiento negativo inmediatamente interpongamos un pensamiento positivo, este ejercicio nos hace ganar rápidamente libertad para pensar, nos ayuda a fortalecer la voluntad y lograr dominio sobre lo que hacernos, pensamos y sentimos.
En cuanto a nuestras necesidades, cuando deseemos algo, preguntémonos ¿Si realmente lo necesitamos?, nos traerá beneficios, o simplemente es un capricho.

Pero no es suficiente lograr dominio sobre nosotros mismos, sino además a las propagandas, a las modas, las ideologías, al nivel social, respondemos a nuestra libre decisión o estamos influenciados por otros. Por ello, ejercitemos y a la vez agudicemos el discernimiento, la capacidad de análisis y evaluación de lo que recibimos del exterior y del interior. Usar la auto- observación, convirtiéndonos en espectadores del espectáculo, que es la base de ejercer la libertad.
La libertad interior la conquistamos cada uno de nosotros a través del trabajo sistemático y concienzudo sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, esa es la verdadera fuerza que nos induce a la libertad.


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