
Pero lo importante es darse cuenta que al juzgar realmente clasificamos una parte de nuestra comprension, ya que al juzgar automaticamente buscamos las diferencias entre lo que se juzga y nosotros, sin ver que lo que se juzga es simplemente nuestro reflejo, el reflejo que creamos constantemente en los demas a través de nuestro hábitos y conductas.
Solo aplicando las 10 palabras encontramos ese desenvolvimiento, ya que al lograr participar de manera asertiva y pasiva, obtenemos una retroalimentacion equilibrada, logrando no juzgar ni juzgarnos, si no comprender la situacion que nos encontramos y que puede vivir cada alma.
Es nuestra naturaleza como seres humanos juzgar; esto lo hacemos muchas veces de forma inconsciente y automática. Juzgamos como bueno todo aquello que nos ayuda a cubrir nuestras necesidades prioritarias y todas las cosas bellas que nos pasan y como malas lo que atenta contra ella o las situaciones adversas por las que pasamos.
Debemos dejar a un lado esta forma de mirar las situaciones ya que todas éstas por adversas que sean nos llenan de una gran sabiduría y enseñanza, en cambio si nos habituamos a vivir sólo las situaciones bellas nos habituaríamos a una realidad ficticia.
Como seres en desenvolvimiento espiritual tenemos que cambiar esta manera de ver y de vivir las situaciones, debemos tomar distancia con respecto a nuestra forma de vivir, sentir y pensar ya que lo que para nosotros puede ser bueno o beneficioso para otros puede ser malo o perjudicial, según nuestras culturas y creencias.
Por lo expuesto anteriormente debemos trabajar con el desapego. Desapeguémonos de esas vivencias que nos causan rabias y rencores para así conseguir nuestra libertad interior.