
Cuando aún no hemos avanzado en un estado de conciencia mayor, muchas veces confundimos o no estamos claros entre el significado de oír y escuchar.
Uno de nuestros sentidos es el oído, todos o la gran mayoría de los seres humanos poseemos ese sentido pero el escuchar es una cualidad que muchos vamos desarrollando poco a poco.
Escuchar es más que oír, el escuchar es estar atentos, con todos nuestros sentidos de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nuestros abuelos desarrollaron mucho este hábito en sus vidas tantas interferencias como las que hay hoy en día, la tecnología ha traído consigo una secuela de dificultades para la relación entre los seres humanos. Cuando hablamos con otras personas nos distraemos por pequeñas cosas como es el contestar un mensaje, una llamada, etc.
El escuchar se debe convertir para cada uno de los seres como un ritual al que no debemos abandonar por cosas superficiales. Cuando escuchamos estamos atentos a lo que el otro dice, a lo que el otro siente, a lo que realmente necesito para continuar con mi desenvolvimiento y así lograr la unión con lo divino.
Escuchamos cuando estamos atentos a quién necesita una palabra amiga, un consejo, una caricia, un regaño.
Los seres que realmente escuchan se convierten en un modelo de vida, en un ser a los que otros pueden acudir a buscar lo que necesita, y no es fácil en un mundo tan convulsionado pero es posible sí lo practicamos primero como un hábito y luego lo vamos incorporando a nuestras vidas.
Escuchar
El aliento de Dios se te presenta siempre
con gran esplendor y luminosidad
cuando logramos comunicarnos
desde dentro y desde fuera.
Escuchamos con oído muy suave
lo que nos comunica nuestro Ser
Cuando hemos callado
nuestra mente y nuestro verbo.
Manifestación del absoluto,
oíd a distancia,
donde todo se impregna de
vibración, sonido, donde todo se funde,
emanación de las siete notas musicales.