
La oración es un diálogo entre el Ser y su Divinidad, donde el ser es la expresión de la palabra y la Divinidad nos muestra sus respuesta.
La oración nos suaviza el alma y nos libera de angustias,
Y permite en nosotros que se mantenga la Fe.
La oración nos conduce a la Participación con los seres que nos rodean,
Y genera una atmósfera de armonía de amor incondicional.
La oración nos conduce por caminos de esperanza,
Y nos permite reconocer las miles de posibilidades.
La oración es la fuente de paz, serenidad y de lo posible,
Y hace que el ser transforme sus pensamientos y sentimientos.
La oración nos llena de energía renovadora en medio de las enfermedades o dificultades, Y logra que el ser manifieste su Divinidad.
La oración es la comunicación con nuestra esencia interior,
Y a veces ni siquiera necesita ser expresada para tenga su intención.
El poder de la Oración nos devela los velos que oculta lo verdadero,
Y nos conduce por el camino del gozo profundo de
Reconocernos parte de lo Divino!




En ocasiones pensamos que una gran fluidez o presión en el momento de orar logrará mayor efectividad, una mayor atención o rapidez en manifestarse lo que estamos pidiendo, o ser persistentes y reiterativos como niños chillones llamando la atención.
Jesús dijo: “Creen que se les oirá por su mucho hablar, vociferar y esforzarse.”
El poder de la oración reside en tener presente la conexión que existe entre nosotros y la Divina Energía, que ella escucha y trabaja.
El poder manifiesto está en la fe que plasmamos en esa conexión, en nuestra capacidad de entregar nuestro pedido como un obsequio con el cual la Divina Madre se encargará de manifestar no siempre lo que solicitemos sino lo conveniente para cada situación.
Orar desprendiéndonos de los resultados, orar agradeciendo al final de cada oración , confiar en el poder absoluto y la inteligencia superior que domina todo resultado más allá de lo aparente, acariciándonos el alma.
Maravillosa experiencia donde la paz del espíritu ahonda en sensaciones profundas, desnudando el alma, entregándose confiada al encuentro con lo Divino, quedando extasiado y liberado de ansiedades, temores e incertidumbres, ese es el poder de la oración.