martes, 1 de febrero de 2011

La paz del corazón



Es posible tener paz en el corazón cuando la palabra “crisis”, “conflicto”, enfrentamiento, desacuerdo, son las palabras corrientes en las informaciones??. Muchos se hacen esa pregunta.
Es seguro lograr la paz si eso cambiara??.

Solemos pensar que la paz reside en la situación generada en nuestro entorno, es decir, si mi entorno es armonioso, las relaciones amenas y si soy aceptada, la paz fluye.

En ocasiones las circunstancias se dan pero esa sensación de paz no está en nuestro corazón.
Entonces, será que la paz verdadera, la que nos conecta con la esencia, con lo Divino, no se genera en relación con lo exterior, sino en lo más interno de nuestro ser y desde allí emana hacia el entorno??.

Esperar tener un entorno perfecto para sentirnos bien, es un estado que no nos garantiza el resultado esperado.

Por el contrario percibir la Tierra como un todo al cual yo pertenezco, me integro, me incluyo, participo!!. Trabajando y viviendo conscientemente, con renuncia, hace que nuestros actos siempre tengan valor agregado en nuestra alma. Nos permite sentir esa paz en el corazón que solo el desprendimiento a la espera lo logra.

El Método de Cafh nos induce a abrir nuestro interior al mundo exterior, a introducir en nuestra vida la vida de los demás, con sus luces y sus sombras y a sentir como nuestros, tanto los dolores, las angustias, las tragedias y necesidades como las alegrías y los adelantos humanos.

Asimismo, nos induce a volcar sobre los que nos rodean nuestro amor, nuestra solidaridad y nuestras capacidades. Cuando pensamos en nosotros mismos, lo hacemos como miembros de la Humanidad. Nos ejercitamos en unir nuestro sentir al de todos, en el momento que estamos viviendo. Nos ejercitamos en proyectar nuestro futuro incluyéndolo en el mundo que anhelamos construir con todos los seres humanos.
Este compromiso, este objetivo apoyado en el Método nos permite vivir con esa paz sostenida, placentera, serena que nos induce a contemplar, disfrutar, aprender y trascender las circunstancias que solo están allí para permitirnos crecer. No solo ser feliz porque todo esta hermoso, sino porque tenernos la conciencia de que viviendo con paz en el corazón iluminamos nuestra mente y contribuimos a la paz del corazón de todo el mundo.

El sentido de participación nutrido con la meditación, la reflexión y el amor hacen que ese estado maravilloso sea la semilla fértil en todos los terrenos de la vida.

Reír mucho y muchas veces, gozar del cariño de los niños, apreciar la belleza, escuchar, amar y valorar a los ancianos, buscar lo mejor de los demás, obtener nuestros ingresos honestamente, dejar el mundo un poquito mejor de cómo lo encontramos, como un hijo sano, un jardín bonito, una persona feliz, lograr vivir en armonía con nuestra familia, saber que alguien ha vivido mejor gracias a ti, es una semilla que podemos sembrar en el mundo y genera en nuestro corazón esa paz duradera y real que se basa en el amor, el bien y el adelanto de todos.

1 comentario:

Alma dijo...

Yo no soy un cuerpo...
ni una crisis....
ni un conflicto...
ni un insatante violento.

Yo soy la creación más bella y preciosa que existe...
soy la felicidad...
la alegria de un Dios que crea...
el milagro de un paraíso llamado Tierra...
la esperanza de unos niños....
la madre de un hogar...
la amiga de mis amigos...

y la pueta que se cierra ante el dolor, la crisis, lo material, lo corporal...
Mi alma soy yo, una resonáncia que solo emana un sentimiento tan grande que ya no desea nada que no sea AMOR...

Debo de estr loca, pero me está sucediendo y me hace muy feliz.

besitos llenos de bondad, porque el amores todo esto.